Esta conocida caricatura, es un cómic de los años 30, en el cual se representaba la incesante inyección de recursos del gobierno norteamericano para paliar la crisis del año 29. Abajo, tenemos nuestra propia versión sobre la permanente e invisible inyección de dinero y las fugas, muchas veces ocultas, en nuestros proyectos agrícolas.
Posiblemente pocos productores, administradores o gerentes podrían negar que, en algún área, o en algún minuto del año, o intuyen que el negocio tiene pérdidas que reducen sus utilidades. Por ejemplo, mermas de fruta durante la cosecha, falta de eficiencia en labores y supervisiones, pérdidas de producción, tal vez por falta de precisión en los manejos, en la gestión de materiales e insumos agrícolas o en la calidad de las aplicaciones o fertilizaciones.
Normalmente un flujo financiero, nos mostrará cuáles fueron los costos y cuáles fueron los ingresos. Sin embargo, no siempre se analiza cuánto se dejó de ganar.
Hasta hace algún tiempo, y según la especie, esto era parte del “error humano” y como el negocio daba, no era tan terrible. Hoy el planteamiento es diferente. Lograr mejorar en un 30% cada área donde hay fugas, transforman nuestro negocio en uno diferente y claramente mejor.
Se puede y no es tan difícil. Les contaremos de una experiencia positiva.
En una agrícola donde la maquinaria era un tema clave debido al tipo de rubro y operación, los costos de mantención (repuestos y servicios) eran equivalentes a 200 MM de pesos anuales. Los costos adicionales asociados a permanentes fallas durante los periodos peak que significaban arriendos caros, reparaciones más caras, pérdida de productividad por falta de equipos, hacían que que el costo total fuese casi el doble al de las mantenciones.
El campo contaba con registros incompletos, no había un plan de mantención regular, existían check list de maquinarias que nadie revisaba y pocos completaban. Lo anterior solo generaba un encargado de mantenciones frustrado. Combinación perfecta para una gran merma y un gerente muy preocupado.
Esta situación requería de una solución rápida, efectiva y que no significase traer a nadie de manera permanente a hacerse cargo del problema. El desafío había que resolverlo con quienes estaban, en un trabajo de equipo.
Lograr comprometer al equipo con el desafío es el paso uno. Definir los roles, tareas, plazos, una estructura de trabajo mejor, un par de formularios sencillos, un par de visualizadores, alertas simples pero concretas, seguimiento y un líder al servicio del equipo, es lo necesario para que el panorama después algunos meses fuera completamente distinto.
Una base de datos simple, confiable, tareas concretadas a tiempo, maquinarias bien mantenidas, menor número de fallas y costosas reparaciones. Adicionalmente, un equipo distinto, más motivado, con un sistema de trabajo más efectivo y con interés en avanzar y conseguir mejores resultados de manera constante.
Esta breve historia, tiene como eje positivo el manejo de la información, la potencialización de los equipos de trabajo, la consolidación de la idea de una gerencia al servicio del equipo, y la búsqueda de la mejora permanente en los procesos.
Hoy más que nunca, es posible apoyarse en la tecnología al servicio de un trabajo sistemático. Con esto se reducen las pérdidas por problemas de gestión en vez de sumar a las generadas por factores como el precio de mercado, la competencia de nuestros vecinos del hemisferio, el costo de mano de obra y de los insumos, las tarifas navieras, etc. Hay mucho que podemos hacer desde la administración para reducir pérdidas y aumentar la rentabilidad.
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